LOS 5 CORDONES UMBILICALES DE LA VIDA

LOS 5 CORDONES UMBILICALES DE NUESTRA VIDA
ELPRIMER CORDON UMBILICAL: EL FETAL
El cordón umbilical se forma desde que comienza el embarazo, concretamente desde la tercera semana de gestación. En ese momento, se forman las células denominadas blastodérmicas que permitirán ir desarrollando el cordón umbilical que abastecerá al futuro bebé.
El cordón umbilical garantiza la supervivencia del feto durante los nueve meses de embarazo, ya que asegura el aporte de oxígeno y la eliminación de sustancias de desecho.
Une al niño con su mamá y le permite crecer durante los nueve meses de embarazo. El cordón umbilical, una especie de cuerda redondeada y gelatinosa de aproximadamente medio metro de longitud, es un instrumento indispensable para la supervivencia del feto. Gracias a este cordón, el feto se nutre y elimina los primeros residuos de su metabolismo.
Al nacer el bebé y cortar su cordón umbilical el Recién Nacido se convierte en un ser independiente, tendrá que comenzar a respirar, alimentarse y cumplir funciones metabólicas por si solo.
EL SEGUNDO CORDON UMBILICAL: EL DEL APEGO
El bebe cuando nace se convierte en un ser indefenso que requiere de todos los cuidados y atenciones externas de su madre para poder sobrevivir durante sus primeros meses y años y es aquí cuando aparece el llamado apego, que no es otra cosa que un fuerte vínculo de unión que se desarrolla entre una madre y su bebé. Es esa sensación de querer llenar a tu pequeño de amor y atención, o de que serías capaz de parar un tren por protegerlo.
Ahora bien, se considera que los niños tienen apego si son proclives a buscar proximidad con un cuidador específico en momentos de angustia, enfermedad y cansancio. El apego hacia un cuidador protector ayuda a los lactantes a regular sus emociones negativas en momentos de estrés y angustia y a explorar el medioambiente, incluso si contiene estímulos un tanto atemorizantes.
El apego puede parecer excesivo, pero eso no significa que el bebé tenga un problema psicológico, por ejemplo que:
• Sufra algún retroceso, indispensables para su buen desarrollo. Desde su nacimiento, el cerebro de un bebé lo absorbe todo, y cada nuevo aprendizaje conlleva un pequeño momento de angustia que provoca que el niño reclame estar en brazos de la persona que más seguridad le da en este mundo, ¡su madre!
• No quiera irse con extraños: hasta más o menos los diez meses, un bebé no es muy consciente de lo que ocurre a su alrededor y acepta sin problemas a todo tipo de desconocidos. Sin embargo, a partir de esa edad, el bebé evoluciona rápidamente y es capaz de reconocer a sus padres perfectamente. Por eso, si ve que se marchan, llora porque cree que no van a regresar. Esta etapa, más delicada, suele durar hasta que el pequeño tiene 18 meses y ya es capaz de comprender que aunque se marchen, regresarán.
• Ponga a prueba tu paciencia: hacia los 2-3 años, los niños pasan otra vez por otra fase de angustia ligada a la pérdida de su omnipotencia; quieren demostrar que pueden controlar determinadas cosas pegándose a su mamá como una lapa y ejerciendo de pequeños dictadores, ya que, por lo general, son más benévolas que los papás.
• Reaccione mal ante un gran cambio o situación traumática: empezar la guardería o el colegio, que mamá vuelva a trabajar, la llegada de un hermanito o hermanita, una mudanza, una enfermedad u hospitalización… Todas buenas razones para que se sienta inseguro.
• Sufra complejo de Edipo o Electra: aunque estas teorías freudianas hace tiempo que pasaron de moda, hacia los cuatro o cinco años a veces se producen situaciones de enamoramiento pasajeras de la madre o el padre en los que se ponen muy pesados.
A pesar de todo esto, éste cordón se tiene que cortar también, y se corta cuando el niño entra a la escuela, en el jardín de niños, pero ahora en nuestros días, es cortado mucho antes, al entrar a la guardería, y claro que al momento de cortarlo, duele, separarse del niño a temprana edad es doloroso tanto para la madre como para el niño.. pero este proceso tiene que darse y en la medida que se de y cómo se dé, se supera… El apego entonces, es una importante piedra angular para el desarrollo en la vida del niño y tiene que cortarse.
EL TERCER CORDON UMBILICAL: EL DEL SINDROME DEL NIDO VACIO
Cuando nos convertimos en padres de familia, se transforma nuestra percepción de la vida, cambian nuestros intereses y crecen nuestras responsabilidades. Indudablemente, los hijos nos hacen mejores personas, nos complementan y se convierten en una razón muy poderosa por la cual vivir, luchar y salir adelante. Les dedicamos tanto tiempo, cariño y esfuerzo que sentimos que ellos nos pertenecen y se nos olvida que llega un dia en que ellos tienen que partir y probar sus alas.
Y sucede que entonces se va la niña de la casa. ¡Qué orgullo pero qué dolor! ¿Cuándo fue que esta bebecita creció y se soltó de las manos de sus padres? ¿No fue acaso tan sólo ayer cuando sentían este mismo dolor al dejarla por primera vez en la escuela?
Pero pues, es ley de vida: un día los hijos deciden irse a estudiar y dejan el hogar familiar, es ahí cuando nace en los padres este famoso síndrome, aparecen entonces sentimientos de soledad, melancolía, tristeza, angustia, preocupación, cansancio, desmotivación para realizar tareas cotidianas... Es muy habitual que este conjunto de sensaciones invada a los padres cuando sus hijos se emancipan. Conocido como el “síndrome del nido vacío”, se trata de una etapa de la vida que suele durar unos meses, que es el tiempo que se tarda en encajar todo lo que conlleva haber dejado de convivir con los hijos.
Es un proceso de adaptación a la nueva situación, casi un duelo, del que incluso podemos sacar cosas positivas: siempre que no se vuelva patológico (ocurre si se alarga demasiado) puede ser un periodo de reflexión, en el que uno busca nuevos objetivos en la vida.
¿Cuánto tiempo suele necesitarse para superarlo?
Eso varía mucho de unas personas a otras. Lo habitual es tardar de 6 a 9 meses en adaptarse completamente, aunque hay gente que necesita más tiempo porque se queda “enganchada en el recuerdo” e incluso en algunos casos se cae en trastornos del estado de ánimo (ansiedad, depresión...). En principio no se necesita ayuda externa para salir adelante, pero sí puede ayudar mucho poner en práctica algunos recursos personales. Pero al igual que los otros cordones, se tiene que cortar para propiciar el desarrollo y crecimiento personal y profesional de nuestros hijos.
EL CUARTO CORDON UMBILICAL: EL DE LA CODEPENDENCIA O MAMITIS.
La mamitis, está considerada más que un simple apego excesivo.. como una codependencia emocional de una persona, con su madre, como si realmente no hubiera cortado el primer cordón umbilical. De alguna manera el hijo se siente responsable de procurarla y asume un papel que no le compete.
La madre llega ocupar un papel protagónico en su vida dando como resultado una incapacidad para relacionarse y fuertes problemas de pareja. Una fuerte mamitis lo obliga a verla muy seguido, a preocuparse excesivamente, a querer incluirla en todas su actividades, a reconocer todo tipo de acciones y ponerla de ejemplo, sobre todo con su pareja.
A usted señora, ¿Le suenan familiares esta frase? Porque seguramente tienes metida a su suegra hasta en sueños. Suena un poco extraño, te casaste con tu pareja siendo 2 y ahora resultan 3. Te sientes confundida, enojada y en ocasiones culpable pues no quieres ser grosera con la mamá de tu pareja. ¿Cómo decirle que quieres mayor espacio y privacidad con él o con ella?
Usted mi estimado, ha escuchado acaso: “Amor, mi mamá viene a comer…” o “Sería conveniente llevarla de vacaciones pues está sola…” o “Voy a hablarle por teléfono ya que quiero que sea la primera en saber de nuestro embarazo...” “Quiero consultarle este nuevo cambio de trabajo…” “Mi mamá es una mujer admirable que siempre me apoyó y dio lo mejor”.
Lejos de ser frases que alienten una buena relación, terminan sopesando el futuro de esa pareja..
Constantemente escuchas a tu esposo diciéndote “Así no se planchan las camisas. Así no se hace el arroz. Así no me enseñó mi mamá”. Estos mensajes automáticamente te desvalidan como mujer poniéndote en el papel de inútil y poco eficiente. Vives en la eterna pesadilla de ser comparada en todo.
Por eso el término de CASADOS, es igual a CASA-DOS, o sea, casa de DOS, al momento de dejar al hijo o a la hija en el altar, o en el lugar de la firma del acta matrimonial, en ese momento se corta el cuarto cordón umbilical, y hay que dejar que esos hijos vivan su vida. Puedes interactuar con tus hijos y aprender nuevas maneras de relacionarte con ellos como adultos. Pero solo eso, yo se que es difícil, el dejar ir, el soltar sobre todo a los hijos, pero se tiene que dar… algún dia tendré que pasar por esto y espero volver a leer este artículo y recordar lo que escribí para poner en práctica estos tips para cortar este cordón umbilical.
EL QUINTO CORDON UMBILICAL: LA MUERTE
Y este relato se lo escuche a un sacerdote, la muerte como un cordón umbilical que se tiene que cortar para continuar nuestra vida, nuestro peregrinar por este mundo.
Pero de todos cordones es el que más dolor emocional te causa, nadie está dispuesto en dejar partir a un ser querido, no aferramos a la idea débil y frágil sobre la inmortalidad, tenerlos para siempre.
Para cortar este último cordón, debemos empezar a partir de la idea que a muerte es un cambio de estado, no destrucción. La muerte es la puerta a otro nivel espiritual o como te lo hayan enseñado.
Pero ¿Cómo dejar partir a un ser querido?
Tómate el tiempo de comenzar a dejar partir. Esto significa: no debes obligarte a ser fuerte. No tengas dudas. No sientas vergüenza. La muerte es más que tomar conciencia de la finitud del cuerpo. La muerte es la gran lección de dejar partir, de soltar. El cambio es desde el corazón.
Tu tienes dolor en tu corazón aun después de años. Esto es tan natural.
Para este proceso, de cortar este último cordón, el primer paso es AGRADECER. ¡Si! Lo más importante para comenzar a dejar partir es agradecer. ¿Qué debemos agradecer?
Todo el tiempo que pudimos compartir con ese ser. Asi solo haya sido una hora. AGRADECER.
Pacífico agradecimiento repite durante varios días. El ser que partió te deja mucho en el corazón. Tu no eres quien eras después de haber conocido a ese ser.
¡AGRADECE LO POCO O LO MUCHO QUE TE DIO!
La segunda etapa es: ser con el corazón generoso. El ver sólo el propio dolor nos impide ver que el ser que partió va a continuar con otro sendero. Si tu has amado a ese ser le darás el camino de la libertad. ¿Cómo se hace esto? Con calma tu puedes, por ejemplo, decir en voz alta: ¡Sé libre! ¡Mira tu camino! ¡Sé libre!
También se puede sentir como dejamos de aferrarnos, cómo permitimos a ese ser que nos sienta serenos para que pueda, a su vez, sentirse libre.
Tu recuerda:
Sé ante todo consciente de que la muerte es con cada ser desde su nacimiento y que sólo significa CAMBIO DE CAMINO, no destrucción.
Por lo tanto, tu estás permitiendo a ese ser que tanto amas que tenga paz para seguir su camino.
Deja que esto suceda.
Ten el valor de abrir tu corazón y dejar partir a quien tanto amas.
Todo lo que más amamos tiene que ser libre. Sólo el corazón libre puede dar amor,
Se te dice también que, ante todo, tengas tu tiempo de tristeza. Siente, vive tu dolor. No lo ocultes, No lo escondas, pues dejaría huellas y sobre todo secuelas psicológicas.
Mas con cada momento de tristeza deja también que el proceso de despedida comience.
Sólo esto te digo hoy y recuerda: SER CONCIENCIA DE LA MUERTE ES TENER CONCIENCIA DE LA VIDA.
Upss que fácil se escribe todo esto, pero que difícil es pasar este proceso, pero al fin y al cabo, es un proceso y todo proceso pasa… no hay mejor medicina que el tiempo, aunque toda la vida tengas ese dolor en tu corazón.
Espero que este artículo haya aportado algo en tu desarrollo y crecimiento personal.
Tu amigo Psicólogo Montaño